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Ayer, en un episodio que debería haber sido un ejercicio de democracia, la región costera de Ecuador fue escenario de una maniobra intimidatoria sin precedentes durante las elecciones presidenciales de 2025.


Los Grupos Delictivos Organizados (GDOs) tomaron medidas drásticas, exigiendo a los ciudadanos que enviaran fotos de sus papeletas de votación marcadas en favor del partido Revolución Ciudadana (RC), bajo la amenaza constante de estar bajo vigilancia.


Los mensajes, difundidos a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería, no dejaban espacio para la duda: votar por otro partido que no fuera RC acarrearía consecuencias severas. Entre las amenazas más aterradoras, se mencionaba que cualquier intento de informar a las autoridades o realizar denuncias públicas sería respondido con una escalada de violencia, incluyendo "vacunas" (extorsiones), secuestros y un aumento en las acciones delictivas.


Esta situación no solo puso en riesgo la integridad de las elecciones sino que también planteó una pregunta inquietante sobre la libertad y seguridad de los ciudadanos para ejercer su derecho al voto. La intimidación fue tan palpable que muchos temieron por sus vidas y las de sus familias, convirtiendo lo que debería ser una decisión personal y secreta en un acto de sumisión forzada.


Este acto de coacción ha encendido una alarma sobre la necesidad de proteger la democracia de las influencias malignas. Es un recordatorio sombrío de que la lucha por una elección libre y justa es continua y que requiere de la acción decidida de todos los sectores de la sociedad. La transparencia, la protección de los denunciantes y un compromiso firme con la seguridad electoral son ahora más urgentes que nunca.


Ayer no fue solo un día de votación; fue un día en que la democracia ecuatoriana estuvo bajo asedio. Ahora, más que nunca, es crucial que nos unamos para defender nuestro derecho al voto libre, asegurando que tales prácticas no vuelvan a manchar nuestras elecciones y que cada ciudadano pueda votar sin el miedo a represalias. La lucha por la justicia electoral ha comenzado, y es una batalla que debemos ganar para preservar la esencia de nuestra democracia.

 
 
 


Guayaquil , Ecuador – [24 de enero 2025]


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En el marco de las investigaciones sobre la corrupción en el Consejo de la Judicatura, hoy se ha revelado un caso que involucra a Diana Bloise, Analista 1 de Jurimétrico en la Dirección Provincial de Guayas, quien ha sido identificada como una pieza clave en una red de delincuencia organizada que ha operado dentro de la institución durante la gestión de Mercedes Villarreal en 2023.


Diana Bloise, mejor amiga de Jackeline Domínguez y estrecha aliada de Solanda Goyes, ha continuado participando en prácticas ilícitas dentro del Consejo de la Judicatura a pesar de haber sido nombrada provisionalmente para su cargo. Según las investigaciones, Bloise ha estado involucrada en contratos arreglados, aires acondicionados inservibles y el cobro de dinero por ingresos de personal para nuevos funcionarios, todo con el objetivo de enriquecer a su círculo cercano y manipular el sistema judicial a su favor.


Además, se ha descubierto que Bloise y Domínguez otorgaron nombramientos provinciales ilícitos a las hermanas Durán Dávila, quienes fueron designadas de manera irregular a puestos dentro de la institución. María José Dávila, una de las hermanas, sigue trabajando dentro del Consejo de la Judicatura, y se sabe que tiene una estrecha relación con Saúl Mero, vinculado al Caso Purga, lo que pone en evidencia la magnitud de la red de corrupción que operaba en la provincia de Guayas.


Bloise ha continuado operando dentro del sistema judicial, con el respaldo de Solanda Goyes, quien la apoya en todas sus acciones, permitiendo que su red de corrupción siga siendo una amenaza para la integridad de la justicia en Ecuador. Además, Bloise estuvo involucrada en la creación de cuentas falsas de trolls, utilizadas para presionar a jueces y funcionarios judiciales que no se alineaban con su agenda, con el fin de desestabilizar el sistema judicial.


Las investigaciones apuntan a que Bloise no solo manipuló nombramientos, sino que se aprovechó de su posición para realizar marcaciones falsas, las cuales eran ayudadas por sus cómplices para simular que asistía a su puesto de trabajo, cuando en realidad estaba involucrada en actividades ilícitas fuera de su rol.


Oscar Guerrero, Director Provincial del Guayas, tiene la responsabilidad de garantizar que elementos como Diana Bloise no sigan operando dentro del Consejo de la Judicatura, ya que su presencia socava la independencia judicial y la integridad de la institución.


Este es un llamado urgente a la transparencia y la responsabilidad dentro del sistema judicial de Ecuador. La justicia debe estar libre de manipulaciones y manipuladores.




 
 
 
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